Cuidar la higiene es fundamental si queremos disfrutar y conservar una vida sana.
El mantener una buena rutina de higiene personal no solo nos permite mejorar nuestra apariencia, lo que repercutirá de manera positiva en nuestra vida social, sino que además ayuda a nuestra salud previniendo inflamaciones e infecciones, incluso algunas enfermedades. Por todo esto es indispensable inculcar y enseñar hábitos de higiene desde una edad temprana para que se convierta en una costumbre beneficiosa para la salud. Esta rutina ha de estar presente en actividades como: el aseo personal, limpieza de los alimentos, con los animales que tenemos de mascotas, limpieza de los juguetes, ropa y con el ambiente.
Alguno de los hábitos que deben estar realizarse en nuestras rutina de aseo personal son: lavarse los dientes al menos dos veces al día para prevenir enfermedades dentales y el mal aliento; darse baños y duchas que ayudan a higienizar en totalidad el cuerpo eliminando bacterias, piel muerta, transpiración y olores que produce de manera natural nuestro cuerpo; Usar ropa limpia y desodorante; lavarse las mano después de tocar objetos que hayan estado expuestos a varias personas, como por ejemplo el dinero o después de utilizar el trasporte público.
A la hora de cocinar se ha de tener en cuenta el cuidar la limpieza de las frutas y verduras, mantenerlas alejadas de insectos y animales, secar y guardar los utensilio para evitar que estén expuestos a las bacterias del ambiente.
En cuanto a los hábitos en el entorno, detalles como mantener el cubo de la basura cerrado y alejado de las habitaciones, abrir las ventanas y cortina de las habitaciones para permitir que el aire circule y así evitar la concentración de bacterias en el aire, lavar las toallas, sábanas, cortinas, peluches y juguetes con cierta regularidad para eliminar bacterias.
Es asombrosa la repercusión que la higiene tiene en nuestro día a día y la facilidad con la que nos permite disfrutar de una vida sana.
