Tomar una infusión después de cada comida es un hábito muy saludable que puede ayudar a mejorar y mantener nuestra salud en muchos aspectos, de hecho las propiedades de algunas de ellas son conocidas mundialmente como el de la manzanilla que alivia las molestias estomacales, la tila y su efecto relajante o la cola de caballo y su efecto diurético. No obstante, podemos potenciar estos beneficios si las tomamos después de cada comida, esto nos ayudará no solo a conseguir una mejor digestión sino que además creará una sensación de saciedad. Son estas las razones por las que en muchas dietas se recomienda crear este hábito o reforzarlo.
Las infusiones después de cada comida mejoran el proceso digestivo debido a que producen una aceleración de dicho proceso consiguiendo que sea más fácil sobrellevar la digestión. Para conseguir explotar al máximo esta propiedad es conveniente tomar infusiones que contengan sustancias excitantes como la teína o cafeína las cuales consiguen acelerar el metabolismo y con ello la digestión. También pueden ayudar a que desaparezcan los gases, en específico infusiones como el anís o la menta ayuda a combatir los gases creados tras la fermentación de la comida ingerida y a evitar la hinchazón.
A estas cualidades hay que añadir la sensación de saciedad que proporciona su ingesta después de cada comida, esto evita en muchas ocasiones que sigamos comiendo alimentos bajos en nutrientes y altos en azúcares, como son los postres, a los cuales puede sustituir sin ningún problema una infusión.
Sin lugar a duda beber una infusión después de cada comida es una apuesta segura por mejorar la salud, ya que se trata de un producto totalmente natural aunque no debemos olvidar que no hay que abusar se han de beber cantidades normales para que sean beneficiosos para nuestro organismo.
