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Cómo el organismo autorregula su temperatura

Mantener la temperatura visceral a 37 º es una de las premisas para la supervivencia de un individuo, por lo que nuestro cuerpo dispone de una fuente interna de calor, un horno que quema el azúcar y las grasas, y otras moléculas productoras de energía dentro de las células del cuerpo y que constituyen la principal fuente de calor interna. En general, ese horno, la producción interna de calor, permite la regulación precisa de la temperatura corporal.

Los humanos, y también las aves y los mamíferos, generan calor interno y además mantienen la temperatura del cuerpo relativamente constante e independiente de las fluctuaciones externas.

La temperatura corporal es mantenida por un sistema de regulación automático -un termostato- situado en el hipotálamo, una estructura en la base del cerebro. El hipotálamo recibe la información de los termoreceptores (sensores que hay en la piel que marcan la temperatura, al igual que sensor de temperatura de tu coche o de la calefacción de una casa) situados en la piel y ciertas estructuras internas, como el mismo hipotálamo.

La elevación de la temperatura corporal, conocida como fiebre, no se debe a un mal funcionamiento del termostato hipotalámico, sino que se inicia como respuestas a unas sustancias llamadas pirógenas (que producen fiebre) en sangre.

Se ha comprobado que la temperatura elevada mejora la respuesta inmune reduciendo el crecimiento de gérmenes que invaden nuestro cuerpo y que difícilmente pueden vivir a esas temperaturas tan altas. Sin embargo, si esa temperatura alcanza valores por encima de 42°C, el organismo puede sufrir un shock térmico que puede ser fatal si no se toman medidas adecuadas oportunamente.

Si tu casa es tu cuerpo y hace frío (invierno) cierras las puertas y ventanas de la casa para preservar el calor interior. Lo mismo sucede con el cuerpo. Este cierra los poros de la piel (carne de gallina), y si no es suficiente, contractura los músculos, y si todavía no es suficiente produce contracturas muy rápidas de los músculos para liberar energía (tiritona).

A la inversa. Si hace mucho calor (verano), abrimos esas puertas y ventanas para dejar escapar el calor, dilatamos los poros de la piel liberando energía a través del sudor.

Así y de ese modo es como su temperatura se regula, y por eso es tan malo pasar directamente de una temperatura de confort, estar en el baño tras la ducha y salir al dormitorio para acabar de vestirse, con un cambio de temperatura muy brusco de calor a frío, que hará que los músculos se contraigan para regular su temperatura. provocando dolores en donde más se exponga; como el cuello, dando lugar a patologías cervicales, lumbo-sacra provocando patologías discales y ciática, etc.

zesis

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