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¿Por qué al comer hidratos de carbono a veces engordamos y a veces no?

¿Por qué cuando comemos alimentos ricos en hidratos, a veces nos engordamos y a veces no?

Para entender la respuesta, tenemos que saber que los azúcares son una fuente imprescindible de energía para la supervivencia de los mamíferos y vertebrados que somos. Los azúcares ingeridos, una vez dentro de la boca, hacen su tránsito hasta el estómago, y de ahí hasta el intestino, donde son absorbidos para ser utilizados. Ese azúcar, al ser detectado en la sangre una vez absorbido, utiliza la insulina, que digamos que es el autobús en donde se introduce para ser llevado a su destino, y aquí es donde radica la diferencia entre comer azúcares (hidratos y almidones) y engordar, o no hacerlo.

Esa insulina, ese autobús, la tenemos siempre en la sangre, y su tasa aumenta proporcionalmente a la cantidad de glucosa que es absorbida y que llega a nuestra sangre. Una vez aquí, esa glucosa puede llevar varios caminos:

  • Puede ser transportada a los músculos para ser utilizada ya.
  • Puede ser transportada a los músculos e hígado para ser almacenada si no se utiliza de inmediato en forma de glucógeno.
  • Puede ser transportada a las células para ser depositada en forma de grasa, dependiendo del momento de su ingesta.

A la insulina en sangre se le conoce como índice glucémico, que es la cantidad de glucosa en sangre tras ingerir alimento. Fisiológicamente, hay alimentos que suben mucho ese índice (se les llama de índice glucémico alto), y otros no lo suben mucho (índice glucémico bajo).

Dependiendo de cuando es la ingesta de los azucares, la insulina funciona de una manera u otra. Vamos a analizar tres momentos distintos:

1- ANTES de hacer ejercicio físico:

La glucosa ingerida será gastada. Una vez agotada, el cuerpo echa mano de la glucosa depositada en forma de glucógeno en músculo e hígado. Aquí no se quema grasa, la insulina inhibe la quema de grasa.

2- DESPUÉS de hacer ejercicio:

La insulina transportará la glucosa hasta los músculos para dar energía y reponer las reservas de glucógeno.

3- Cuando no se va a hacer ejercicio:

Aumenta la insulina, pero esa glucosa no es empleada como fuente de energía (ya que no estamos haciendo ejercicio), o para reponer las perdidas de glucosa (por haber hecho ejercicio), y cómo  el cuerpo no se puede permitir el lujo de deshacerse de una fuente de combustible tan valiosa, inteligentemente opta por transformar ese azúcar en grasa, almacenándola en los tejidos grasos.

Así es como nos engordamos.

zesis

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