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Alergias y deporte, ¿es posible?

Estornudos, congestión nasal, mucosidad, irritación en la piel, picores… Estos son solo algunos de los síntomas más comunes que experimentan las personas con alergia. Sin embargo, las alergias pueden manifestarse de varias formas, tres de las cuales son las que afectan más al deporte:

En primer lugar, la urticaria, que afecta únicamente a la piel. Para evitarla es necesario evitar entrenar a altas temperaturas y utilizar ropa que facilite la transpiración.

En segundo lugar, el asma. Afecta a las vías respiratorias y en la práctica se manifiesta en forma de dificultad respiratoria, tos y pitidos o ruido al respirar. Si el deportista tiene asma reconocida, debe tomar la medicación prescrita antes de practicar deporte. Y si se produce un ataque de asma en el ejercicio, debe bajar el ritmo y realizar respiraciones lentas y profundas.

Por último, el shock anafiláctico es la reacción alérgica más grave que existe puesto que, además de a la piel y a los bronquios, afecta al aparato cardiovascular, lo que compromete la vida del quién la sufre si no recibe el tratamiento de forma rápida. En caso de que ocurra, debido a su gravedad, el procedimiento es simple: llamar a emergencias.

Una forma de evitar estas reacciones alérgicas es practicar deportes indoor como el boxeo, la natación o la musculación. Por otro lado, hay algunos alimentos que ayudan a reducir los síntomas de la alergia, como el aguacate, el jengibre, el pescado azul o la zanahoria.

Padecer cualquier trastorno alérgico no es incompatible con la práctica de deporte ni con la competición, siempre y cuando el deportista sea consciente de su condición y tenga acceso rápido a la medicación cuando se realiza la actividad.

zesis

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