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No a los productos milagro

El deseo de querer ponerse en forma y adelgazar no es nada negativo, aunque la forma de hacerlo puede acarrear graves problemas de salud. De repente llega el día en el que quieres restar kilos, sentirte seguro con tu físico y mejorar tu imagen. La palabra dieta queda inmersa en el cerebro, y este la asocia con términos como prohibiciones, pasar hambre, reducir cantidades, comer siempre lo mismo… Es involuntario pensar que cuanto más peso pierda en menos tiempo, mejor.

Cómo reconocerlos

Estos productos se dirigen a la población en general, para nada son personalizados. La gran mayoría de ellos fomentan el consumo de suplementos: infusiones diuréticas, drenantes o adelgazantes, multivitamínicos, batidos…

En general, suelen prometer una pérdida de 3-4 kilos en una semana y claro, sin pasar hambre. Los nombres de muchas dietas han quedado inmersos en nuestra memoria: dieta Durkan, de la piña, de la alcachofa o dieta cetogénica… Es probable que sepamos llevar a cabo alguna de ellas, y cueste más ponerse en manos de profesionales. Y no hacerlo significa cometer un gran error que luego es muy difícil rectificar.

Querer ponerse a dieta está muy bien. Comenzar la operación bikini también, pero siempre en manos de expertos en nutrición y deporte. La buena información es imprescindible, porque la salud es más importante que tener un peso concreto.