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Colesterol: El secreto de la industria farmacéutica

“A partir de los 30 años, todo el mundo debería conocer su nivel de colesterol y hacerse un control cada dos años. Un nivel de colesterol elevado es uno de los factores de riesgo más importantes para las enfermedades cardiovasculares”.

Así es como en la página 76 del libro Los inventores de enfermedades, se dice que se puede leer este entrecomillado en un folleto disponible en las farmacias.

Aunque  Neue Apotheken Ilustrierte defina el colesterol como una “bomba de relojería para la salud”, resulta que el cerebro está compuesto de colesterol en una proporción de entre un 10 y un 20% en relación a su peso neto, que es vital para el organismo y que es fabricado por la mayoría de las células del cuerpo, cuando falla su administración por medio de los alimentos.

Algunas de sus características:

  1. Forma parte de la membrana celular (sin ella, el contenido de la célula se escapa fuera y se muere)
  2. Es una parte esencial de los jugos biliares.
  3. Bajo los efectos de la luz del sol, se transforma en Vitamina D, necesaria para el transporte del calcio.
  4. Las hormonas de las gónadas y la glándula suprarrenal (estrógenos, progesterona, cortisol) se forman del colesterol.
  5. La serotonina, la sustancia de la felicidad es todo colesterol. A mayor cantidad de esta, más felicidad.
  6. A mayor edad, más colesterol y mayor longevidad.
  7. La leche materna suministra 10-20 mg de colesterol por cada 100 ml de leche.

Durante la realización de mi especialidad de anestesiología y cuidados intensivos, yo debía dominar muchas cifras y constantes y me sentía orgulloso de conocerlas todas sin casi tener que mirar los valores de referencia. No me puede fallar la memoria. El valor del colesterol que entonces se consideraba normal era de entre 150 y 250 miligramos por decilitro de sangre. En un amplio estudio realizado a 100.000 personas en Baviera se determinó esta cifra y fue así hasta 1990.

Pues hoy ya no lo es.  Porque en aquel año, varias asociaciones y 13 catedráticos de medicina propusieron que había que rebajar esa cifra de 250 hasta los 220 miligramos por decilitro. En en un documento de estrategia, se reclamaba la ampliación agresiva del diagnóstico que todos los médicos tendrían que conocer de sus pacientes. Como resultado: Una gran cantidad de personas son declarados pacientes de riesgo a quienes hay que tratar.

Antaño, cuando el valor normal era hasta 250, éramos pocos los enfermos, pero al rebajar su valor máximo a 220, la cantidad de personas afectadas es considerablemente mayor, lo que supone la solicitud de mucha más ayuda de Roche Diagnósticos, que fabrica aparatos para la medición del colesterol; y de Pfizer, que vende medicamentos que reducen el nivel de colesterol.

Así, la gran jugada de la industria farmacéutica fue el descubrimiento de la estatina, una molécula que, indirectamente, desciende el colesterol plasmático (de la sangre) haciendo que el ser humano consuma su propio colesterol. La mayoría de la población cree con este nuevo nivel que su colesterol es alto. Y su concepción es reforzada por el contenido televisivo que continúa incidiendo en lo peligroso que es el colesterol. Esto supone que la ciudadanía en general consuma estatina durante años a diario.

La industria alimentaria pronto se sumó a la alianza al comprobar que la preocupación por el colesterol es una situación aprovechable y, hoy por hoy, son innumerables los productos bajos en colesterol, o que ayudan a bajar dicho elemento.

Lo destacable no se detiene aquí. La Sociedad Americana de Cardiología exige controlar regularmente el colesterol en los niños de 5 años. Todavía más: pide que un médico debería determinar, antes del nacimiento o inmediatamente después, el riesgo de cardiopatía coronaria y los hábitos de fumar de la familia. Recomiendan a los padres que la alimentación del niño sea baja en colesterol, así como controlar su tensión arterial desde el tercer año de vida. El hecho es que los bebés criados con leche materna se desarrollan de forma ideal ya que la leche materna contiene gran cantidad de colesterol imprescindible para la formación de las neuronas y células nerviosas. Y esto es algo que, indudablemente, es sabido por el sector de la salud.

En su libro, Blech comenta, en la página 79, la opinión de Paul Rosch catedrático de medicina en el New York Medical College, que dice: “ El lavado de cerebro de la opinión pública ha funcionado tan bien que mucha gente cree que cuanto más bajo sea el nivel de colesterol, más sanos están o más años vivirán. No hay nada más falso”.

zesis

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