Infiltración del músculo cuadrado lumbar

Infiltración del músculo cuadrado lumbar

Esta técnica se emplea en el tratamiento de una entidad amplia conocida como dolor miofascial. Consiste en inyectar una cantidad de anestésico local, corticoide y/o toxina botulínica a nivel de esta musculatura.

El objetivo de la técnica consiste en administrar una pequeña cantidad de anestésico local, corticoide y/o toxina botulínica en la musculatura para intentar que con ello disminuya la inflamación y se relaje ese músculo y de este modo romper el círculo inflamación dolor-contractura-inflamación.

Si el bloqueo ha sido efectivo (desaparición del dolor de forma temporal), se puede repetir la infiltración para intentar que la inflamación se reduzca de forma más permanente o cambiar los fármacos administrados (habitualmente la primera infiltración se realiza con anestésico local y/o corticoide y si ha sido efectiva se repite la misma inyección o bien se añade toxina botulínica).

La mejoría del dolor se consigue en un número importante de los casos en los que se realiza este tipo de infiltración, pero no necesariamente en todos. Esta mejoría a menudo es temporal (1-2 semanas) y en algunos casos puede llegar a ser muy duradera, proporcionando un alivio importante del dolor. El alivio completo del dolor no es imposible, pero sí difícil de conseguir mediante esta técnica, y resulta especialmente complejo cuando no se realizan ejercicios complementarios para que el efecto se mantenga a largo plazo, cuando se padece sobrepeso o cuando no se realiza ejercicio físico de forma regular.

Es una técnica poco dolorosa y sencilla. Se realiza siempre bajo control ecográfico. Se colocará tumbado boca abajo, localizaremos con el ecógrafo el músculo cuadrado lumbar para su infiltración.

Control del dolor y disminución de la toma de analgésicos.

La pretensión terapéutica es la de aliviar su dolor. Facilitar una relajación de dicho músculo, para poder realizar un tratamiento óptimo de fisioterapia basado en estiramientos progresivos, con una mejora de su funcionalidad, para en un par de meses poder empezar a fortalecer la zona de una forma controlada. Buscamos procurar una mayor percepción de su calidad de vida. Sin embargo, debe saber que el grado de alivio es muy variable de un paciente a otro.

La toxina botulínica tiene una duración entre 3 y 6 meses, por lo que dependiendo de su patología (la causa por la que el músculo cuadrado lumbar se contractura), puede precisar de  otras  infiltraciones  una  vez  pasados  los  efectos  de  la  toxina. Es importante advertirle que la repetición de las infiltraciones puede provocar resistencias a futuras inyecciones y disminución de su efecto.

Siendo la profunda y crónica contractura del musculo cuadrado lumbar el origen del dolor, con la toxina botulínica, se logra la absoluta relajación de dicha musculatura ahorrándonos muchas complicaciones secundarias a dicha contractura.

PARA QUIÉN ESTÁ INDICADO

En todas las patologías crónicas de dolor de espalada, en donde el principal factor reside en una contractura permanente del musculo cuadrado lumbar, haciéndose muy tirante, arrastrando con él las estructura vecinas de las cual tira, comprimiendo discos y/o raíces medulares, etc…

PROFESIONAL QUE REALIZA LA SESIÓN

Todas las sesiones de infiltración son realizadas por nuestro cuerpo médico especializado en anestesiología.